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Oracion De Gratitud?

Oracion De Gratitud
Por su ayuda y provisión durante el día – Padre amado, te doy gracias porque me acompañaste en este día y guiaste mis pasos. Gracias porque hoy pude sentir tu abrazo y tu paz aun en medio de los retos que me presentó el día. Gracias porque tú nunca me abandonas.

Tú eres mi compañero fiel, mi Padre amoroso que cuida de mí. Señor, gracias porque hoy supliste a todas mis necesidades. Gracias por los alimentos que pude ingerir, por el techo sobre mi cabeza y por la ropa que me abriga. En todo momento y en cada situación puedo ver tu mano y mi corazón se llena de gratitud.

Gracias, Papá, porque ahora puedo descansar con tranquilidad, sabiendo que seguirás conmigo. Gracias porque disfruto de tu presencia y de tu cuidado día y noche. Y gracias porque tu paz llena mi corazón y me ayuda a descansar. Te amo, mi Señor y mi Dios.

  • En el nombre de Jesús, amén.
  • Nota : Estas oraciones son orientativas, para ser usadas como referencia en tus tiempos de oración.
  • Orar es hablar con Dios.
  • Recuerda que Dios desea escuchar tu voz, que le expreses tus sentimientos y tus anhelos en tus propias palabras.
  • Él te escucha en todo momento, de día o de noche, estés donde estés.

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¿Cómo es la oración de gratitud?

La autora vive en Nevada, EE. UU. Con nuestros problemas económicos, sentí que eran muchas las necesidades por las que teníamos que orar. ¿Podría realmente centrar mis oraciones solamente en la gratitud? Hace años, mi esposo y yo compramos una casa que nos encantaba, y pasamos mucho tiempo y dinero renovándola.

Dieciocho meses después, la economía se vino abajo y tuvimos que gastar los ahorros que habíamos guardado a costa de grandes sacrificios, en una gravosa hipoteca y un sinnúmero de gastos imprevistos. Transcurrieron meses de aflicciones y problemas económicos. Tuvimos un mes particularmente difícil con reparaciones a la casa y al automóvil, cuentas médicas y un recorte en el salario; nuestros ahorros rápidamente desaparecieron.

Recuerdo que oré pidiendo una y otra vez las cosas que necesitábamos. Agobiada por el estrés, me era difícil atender debidamente a nuestros hijos y a las necesidades de la familia, ya que me iba hundiendo en la depresión y la desesperación. No obstante, seguí orando en busca de consuelo pues sabía que eso era el ancla que impedía que cayera más profundamente en las tinieblas.

  1. Después de varios meses de orar pidiendo ayuda, empecé a pensar cómo podía orar más fervientemente.
  2. El Espíritu me recordó el consejo de los líderes del sacerdocio y pasajes de las Escrituras que enseñaban la importancia de expresar gratitud a nuestro Padre Celestial.
  3. Esas impresiones me ayudaron a darme cuenta de que necesitaba expresar más agradecimiento por mis bendiciones y pedir menos las cosas que mi familia y yo necesitábamos.

Decidí que durante una semana trataría de dejar a un lado mis súplicas diarias y expresaría únicamente gratitud en mis oraciones. Fue difícil; sentía que mi familia necesitaba tantas cosas; era como si estuviese defraudando a mi familia al no pedir las bendiciones que necesitábamos tan desesperadamente.

  1. ¿Cómo me bendeciría el Señor si no se lo pedía? A pesar de la ansiedad que sentía, lo intenté.
  2. Al poco tiempo me di cuenta de que mis oraciones ya no eran súplicas monótonas; recuperé la habilidad de reconocer las necesidades de los demás, de ver más allá de mis problemas y las bendiciones que aún tenía.

Mi gratitud me estaba acercando al Salvador, y sentí el consuelo que no habría recibido de otra manera. A mi mente seguía acudiendo este pasaje de las Escrituras: «Y si la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?» ( Mateo 6:30 ).

Ese pasaje me hizo sentir más humildad a medida que seguí orando; por medio de la gratitud, estaba aprendiendo más sobre la verdadera humildad. En el transcurso de la semana, mis oraciones cambiaron de: «Te doy gracias por los alimentos, la vestimenta y un techo», a: «Te doy gracias por la familia que has preservado y mantenido, por la protección que sigues proporcionándonos.

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Te doy gracias por las provisiones con las que continúas bendiciéndonos». También recuerdo que oré: «Te doy gracias porque dependemos de Ti, porque nos tienes presentes, y por el sendero que estás preparando para que escapemos de esta esclavitud, cualquiera que ése sea».

En algún momento, mis oraciones se convirtieron no sólo en oraciones de gratitud y humildad, sino también de fe. Sin pedir bendiciones, estaba expresando fe en que el Señor proveería de lo necesario, y mi fe crecía a pasos agigantados. Durante esas oraciones, mis pensamientos muchas veces se volvían al sacrificio de los primeros santos y me preguntaba qué estaba dispuesta a sacrificar yo.

Pasaron unos días más y pusimos nuestra querida casa en venta. El mercado inmobiliario estaba sumamente lento; pero, milagrosamente, tuvimos la bendición de vender nuestra casa. A pesar de que perdimos una cantidad considerable de dinero en la venta, como lo habíamos esperado, nuestra familia ahora se encontraba en condiciones de empezar a edificar sobre un cimiento más firme en lo material.

Aun así, el poder vender nuestra casa en tiempos económicos tan difíciles no es el milagro que extraje de esta experiencia. El milagro es la fe que cultivé y el conocimiento que adquirí. El presidente James E. Faust (1920–2007), Segundo Consejero de la Primera Presidencia, dijo que la gratitud es un «principio salvador» 1,

Creo que experimenté un poco de aquello a lo que él se refería cuando volví mi corazón y mis oraciones al Padre Celestial y recibí consuelo, paz y guía. Mi nuevo testimonio sobre la gratitud es que inspira humildad, la humildad fomenta la fe y la fe produce milagros.

¿Qué salmo habla de la gratitud?

Salmo 107:22 La gratitud y el gozo van de la mano. Cuando agradecemos, nuestro corazón se llena de alegría y surge el deseo de contar a otros lo que Dios ha hecho en nosotros. ¡Proclamemos con gozo y gratitud las obras de nuestro Señor!

¿Qué es la oración de acción de gracias a Dios?

ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS | Sisters of Charity – Espanol P ASAJE B ÍBLICO Lucas 17, 11-19 De camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro diez leprosos. Se detuvieron a cierta distancia y gritaban: «Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros.» Jesús les dijo: «Vayan y preséntense a los sacerdotes.» Mientras iban quedaron sanos.

Uno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato alabando a Dios en alta voz, y se echó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano. Jesús entonces preguntó: «¿No han sido sanados los diez? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Así que ninguno volvió a glorificar a Dios fuera de este extranjero?» Y Jesús le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.» REFLEXIÓN EN EL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS El propósito principal del Día de Acción de Gracias es el expresar gratitud a Dios por sus muchos favores.

Aunque muchas veces hoy en nuestra cultura secular, esto se nos olvida, la mayoría de personas se dan cuenta que nuestro agradecimiento debería ser dirigida principalmente a hacía Dios. Sin embargo, esta temporada del año también nos da la oportunidad de decirle gracias a las personas.

Podemos expresar nuestra gratitud a aquellos in nuestras vidas con quienes estamos agradecidos y quienes a veces no lo escuchan por nuestra parte. Vemos ejemplos de esto en las cartas de San Pablo. En varias ocasiones, él no solo da gracias a Dios por sus iglesias, pero también les dice de ello. Consideren la carta de San Pablo a los cristianos Tesalonicenses, por ejemplo.

Aquí leemos:

En todo momento damos gracias a Dios por ustedes, constantemente. (1 Tesalonicenses 1, 2) ¿Cómo podríamos dar suficientemente gracias a Dios por ustedes y por la gran alegría que nos hacen sentir ante Dios? (1 Tesalonicenses 3, 9)

Imagínense cómo se sentirían al escuchar esto, de alguien importante en su vida. Supongo que se sentiría honrada, feliz, tal vez un poco avergonzada, hasta agradecida. Es maravilloso escuchar que alguien realmente está agradecido por uno. Es uno de los mejores sentimientos del mundo.

El Día de Acción de Gracias brinda una ocasión valiosa para decir gracias, tanto al Dios de quien fluyen todas las bendiciones como a aquellos que son vías de bendiciones divinas en nuestras vidas. Es el momento de detener lo que estamos haciendo y decir «Gracias» a las personas en nuestras vidas quienes merecen escucharlo de nosotras.

Decirle a las personas que está agradecida por ellos enriquecerá su vida, a lo igual que las vidas de aquellos por quienes está agradecida. UNA ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS Dios de todas bendiciones, fuente de toda vida, dador de toda gracia; Te damos gracias por el don de la vida: por el aliento que sostiene la vida, por el alimento de esta tierra que nutre la vida, por el amor vivificante de la familia y amistades.

Te damos gracias por el misterio de la creación: por la belleza de la Tierra que el ojo puede ver, por el universo en desarrollo que nos llama más allá de nuestras imaginaciones. Te damos gracias por nuestras comunidades a las que pertenecemos: por familias, por amistades, por vecinos y por compañeros de trabajo.

Te damos gracias por los desconocidos quienes nos dan la bienvenida en sus vidas y a quienes invitamos a ser parte de la nuestra. Te damos gracias por nuestros hermanos y hermanas de todas edades, todas razas, todas naciones y de todas creencias. Te damos gracias por la multitud de maneras en que nos llamas a administrar los regalos de creación y a servir a otros en tú nombre.

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y por tú promesa de estar con nosotras ahora y siempre. AMÉN.

: ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS | Sisters of Charity – Espanol

¿Cómo hacer un salmo de acción de gracias?

Yo te alabo y exulto de alegría ante ti, Señor. Tú presencia me llena de respeto y ante ti me anonado; y decidido me voy en pos de ti, renunciando a la mentira. Te doy gracias de todo corazón; me alegro contigo.

¿Qué versículo leer para dar gracias a Dios?

Esto es tomado de las sagradas escrituras. Dice en el libro de Lucas, capítulo 17, y versículos del 11 al 19; «Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes.

  1. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.
  2. Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.
  3. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.» **************** ¿Cuán agradecido estas de todo lo que Dios te ha dado? Hoy día la gente va y viene, se mueve para todos lados, trabajan de manera extrema con tal de tener un dinero extra, pero muy pocos se detienen a darle gracias a Dios, tan siquiera, por las fuerzas que el Señor les da para que sigan hacia delante.

Cuando llega el día de acción de gracias se reúnen, alguien le da gracias a Dios, comen, se despiden, se van, y hasta el próximo año no se acuerdan de dar gracias a Dios por lo que han recibido en sus vidas. En una ocasión me encontraba comiendo en un restaurante con unos amigos, y cuando terminamos de comer yo dije «Gracias a Dios por esta comida,» a lo que uno de mis amigos dijo: «Si, gracias a Dios, pero yo también me fajé para poder comprar.» En otras palabras, él no estaba agradecido de Dios, lo de él fue solo una repetición que muchos dicen: «Gracias a Dios.» Para él lo que se había comido no fue de gloria para Dios sino para glorificar su esfuerzo; olvidando que esas fuerzas vienen del Señor, que sin él nada es posible.

  • La biblia tiene muchos versículos que muestran la importancia de ser agradecidos por Dios.
  • Dicen en 1 Tesalonicenses 5:18 «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.» Dios quiere que demos gracias en todo.
  • Hay que ser agradecidos, especialmente por nuestra salvación en Cristo Jesús.
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No es que esperemos a que llegue el día de acción de gracias para dar gracias a Dios ese día solamente. Por eso muchos prefieren mejor llamar ese día «el día del pavo» antes de llamarlo «el día de acción de gracias.» Fíjense que ironía de que, ni siquiera, el día de acción de gracias, para muchos, no es motivo de agradecer.

  1. Dice en Romanos 7:25 «Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.
  2. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.» Aquí la palabra nos enseña que debemos de dar gracias por Jesucristo.
  3. Porque si no fuera por él, ¿qué sería de nosotros? Si estamos vivos es porque el Señor así lo ha querido.

Si tenemos paz y gozo en nuestros corazones es porque Jesucristo nos envió al Espíritu Santo como consolador, para darnos dones, y por el cual sentiríamos esa paz y tranquilidad que nos hace sentir libres. Dios quiere que seamos agradecidos. Así como usted le agradece a cualquiera que le hace algún favor, sea también agradecidos por Jesucristo y el Espíritu Santo, y por la salvación, la cual se nos ha dado gratuitamente.

¿Qué es un corazón agradecido según la Biblia?

‘Un corazón agradecido es el principio de la grandeza. Es un expresión de humildad. Es el fundamento para que se desarrollen virtudes como la oración, la fe la valentía, la alegría, la felicidad, el amor y el bienestar.’

¿Qué es lo que le agrada a Dios?

¿CÓMO AGRADAR A DIOS? (Mt.6, 1-6.16-18.) La santidad y la fidelidad a la que debemos aspirar todos aquellos que seguimos a Cristo no tienen como límite el mero cumplimiento de la letra de la ley, como hacían los escribas y fariseos. En el evangelio de hoy, Jesús establece un principio y tres aplicaciones concretas respecto a este tema.

  1. El principio es: actuar para agradar a Dios sin buscar el aplauso de los hombres.
  2. Y las aplicaciones de este principio se refieren a tres de las más importantes obras, en las que los judíos de aquel tiempo hacían consistir la religión y la vida piadosa.
  3. Hablamos de la limosna, el ayuno y la oración.
  4. En cada uno de los casos donde se viven estas tres obras, Jesucristo contrasta la conducta de hipocresía con la actitud discreta del verdadero adorador del Padre, que le recompensará porque «ve en lo secreto».

Estos tres ejemplos nos manifiestan dos actitudes interiores completamente opuestas: la falsedad o la sinceridad ante los ojos de Dios. Lo que da valor a nuestras prácticas cristianas es la rectitud, la sinceridad a Dios y la apertura al prójimo. Las obras de caridad, las aportaciones económicas por los más necesitados, la vida de oración y la práctica sacramental, si se llevan a cabo para ser vistos y aprobados por los demás, se quedan en acciones vacías.

Es el amor desinteresado lo que les da la auténtica valía. El cristiano nunca debe ser un mero actor que trabaja por la fama. Se puede hacer el bien como los fariseos que daban limosna, ayunaban, oraban y estudiaban con empeño en las Escrituras; y esas son cosas buenas, pero no lo hacían bien. Y de tal forma el modo de su obrar salpicaba lo que hacían, que convertía lo que en sí mismo era bueno en pura apariencia.

La intención lo estropeaba todo. Y las intenciones vienen del corazón. Jesús les dijo que no tenían el corazón limpio, que eran hipócritas y obraban para ser vistos, aplaudidos y admirados por la gente. Jesús pide a sus discípulos «ser» por encima de sólo «parecer».

Pide autenticidad. Oí decir un día que «el bien no hace ruido, y el ruido no hace bien». Para que nuestro Padre Dios nos comprenda no hace falta gritar, ni hablar mucho, ni siquiera decírselo. Él «ve en lo escondido», ve el corazón y comprende, sin necesidad de que se lo digamos, todas nuestras acciones y omisiones.

: ¿CÓMO AGRADAR A DIOS? (Mt.6, 1-6.16-18.)